Carta de Fernando Peña a Cristina Kirchner
Variado - - MazcueHace pocos dÃas, en medio del paro del Campo Argentino, Luis D'Elia (piquetero) respondÃa el llamado de Fernando Peña (actor) desde su programa de radio "El Parquimetro" en la 95.1 Mhz. donde Fernando intentarÃa preguntarle el porqué de su accionar en Plaza de Mayo, sin embargo no tuvo oportunidad ante la inesperada respuesta de D'Elia, quien según Peña "vomitó sobre su palangana"...
Luego de que peña no pudiese replicar ni realizar alguna pregunta (D'Elia ya habÃa cortado), realizó una interesante carta dirigida a la Presidenta Cristina Kirchner, donde decÃa lo siguiente:
Cristina, mucho gusto. Mi nombre es Fernando Peña, soy actor, tengo 45 años y soy uruguayo. Peco de inocente si pienso que usted no me conoce, pero como realmente no lo sé, porque no me cabe duda que debe de estar muy ocupada últimamente trabajando para que este paÃs salga adelante, cometo la formalidad de presentarme. Siempre pienso lo difÃcil que debe ser manejar un paÃs... Yo seguramente trabajo menos de la mitad que usted y a veces me encuentro aturdido por el estrés y los problemas. Tengo un puñado de empleados, todos me facturan y yo pago IVA, le aclaro por las dudas, y eso a veces no me deja dormir porque ellos están a mi cargo. ¡Me imagino usted! Tantos millones de personas a su cargo, ¡qué lÃo, qué hastÃo! La verdad es que no me gustarÃa estar en sus zapatos. Aunque le confieso que me encanta travestirme, amo los tacos y algunos de sus zapatos son hermosÃsimos. La felicito por su gusto al vestirse.
Mi vida transcurre de una manera bastante normal: trabajo en una radio de siete a diez de la mañana, después generalmente duermo hasta la una y almuerzo en mi casa. Tengo una empleada llamada MarÃa, que está conmigo hace quince años y me cocina casero y riquÃsimo, aunque a veces por cuestiones laborales almuerzo afuera. Algunos dÃas se me hacen más pesados porque tengo notas gráficas o televisivas o ensayos, pruebas de ropa, estudio el guión o preparo el programa para el dÃa siguiente, pero por lo general no tengo una vida demasiado agitada.
Mi celular suena mucho menos que el suyo, y todavÃa por suerte tengo uno solo. Pero le quiero contar algo que ocurrió el miércoles pasado. Es que desde entonces mi celular no deja de sonar: Telefe, Canal 13, Canal 26, diarios, revistas, Télamâ?¦ De pronto todos quieren hablar conmigo. Siempre quieren hablar conmigo cuando soy nota, y soy nota cuando me pasa algo feo, algo malo. Cuando estoy por estrenar una obra de teatro â??mañana, por ejemploâ?? nadie llama. Para eso nadie llama. Llaman cuando estoy por morirme, cuando hago algún â??escándaloâ? o, en este caso, cuando fui palangana para los vómitos de Luis Dâ??ElÃa. Es que Dâ??ElÃa se siente mal. Se siente mal porque no es coherente, se siente mal porque no tiene paz. Alguien que verbaliza que quiere matar a todos los blancos, a todos los rubios, a todos los que viven donde él no vive, a todos lo que tienen plata, no puede tener paz, o tiene la paz de Mengele.
Le cuento que todo empezó cuando llamé a la casa de Dâ??ElÃa el miércoles porque querÃa hablar tranquilo con él por los episodios del martes: el golpe que le pegó a un señor en la plaza. Me atendió su hijo, aparentemente Luis no estaba. Le pregunté sencillamente qué le habÃa parecido lo que pasó. Balbuceó cosas sin contenido ni compromiso y cortó.
Al dÃa siguiente insistÃ, ya que me parecÃa justo que se descargara el propio Luis. Me saludó con un â??¿qué hacés, sorete?â? y empezó a descomponerse y a vomitar, pobre Luis, no paraba de vomitar. ¡Vomitó tanto que pensé que se iba a morir! Estaba realmente muy mal, muy descompuesto. Le quise recordar el dÃa en el que en el cine Metro, cuando Lanata presentó su pelÃcula Deuda, él me quiso dar la mano y fui yo quien se negó. Me negué, Cristina, porque yo no le doy la mano a gente que no está bien parada, no es mi estilo. Para mÃ, no estar bien parado es no ser consecuente, no ser fiel.
Acepto contradicciones, acepto enojos, peleas, puteadas, pero no tolero a las personas que se cruzan de vereda por algunos pesos. No comparto las ganas de matar. El odio profundo y arraigado tampoco. Las ganas de desunir, de embarullar y de confundir a la gente tampoco. Cuando me cortó diciéndome: â??Chau, queridoâ?¦â?, enseguida empezaron los llamados, primero de mis amigos que me advertÃan que me iban a mandar a matar, que yo estaba loco, que cómo me iba a meter con ese tipo que está tan cerca de los Kirchner, que Dâ??ElÃa tiene muuuucho poder, que es tremendamente peligroso. Entonces, por las dudas hablé con mi abogado. ¡Mi abogado me contestó que no habÃa nada qué hacer porque el jefe de Dâ??ElÃa es el ministro del Interior! Entonces sentà un poco de miedo. ¿Es asà Cristina? TranquilÃceme y dÃgame que no, que Luis no trabaja para usted o para algún ministro. Pero, aun siendo asÃ, mi miedo no es que Dâ??ElÃa me mate, Cristina; mi miedo se basa en que lo anterior sea verdad. ¿Puede ser verdad que este hombre esté empleado para reprimir y contramarchar? ¿Para patotear? ¿Puede ser verdad? Ã?se es mi verdadero miedo. De todos modos lo dudo.
Yo soy actor, no polÃtico ni periodista, y a veces, aunque no parezca, soy bastante ingenuo y estoy bastante desinformado. Toda la gente que me rodea, incluidos mis oyentes, que no son pocos, me dicen que sÃ, que es asÃ. Eso me aterra. Vivir en un paÃs de locos, de incoherentes, de patoteros. Me aterra estar en manos de retorcidos maquiavélicos que callan a los que opinamos diferente. Me aterra el subdesarrollo intelectual, el manejo sucio, la falta de democracia, eso me aterra Cristina. De todos modos, le repito, lo dudo.
Pero por las dudas le pido que tenga usted mucho cuidado con este señor que odia a los que tienen plata, a los que tienen auto, a los blancos, a los que viven en zona norte. CuÃdese usted también, le pido por favor, usted tiene plata, es blanca, tiene auto y vive en Olivos. A ver si este señor cambia de idea como es su costumbre y se le viene encima. Yo que usted me alejarÃa de él, no lo tendrÃa sentado atrás en sus actos, ni me reunirÃa tan seguido con él.
De todas maneras, usted sabe lo que hace, no tengo dudas. No pierdo las esperanzas, quiero creer que vivo en un paÃs serio donde se respeta al ciudadano y no se lo corre con otros ciudadanos a sueldo; quiero creer que el dinero se está usando bien, que lo del campo se va a solucionar, que podré volver a ir a Córdoba, a Entre RÃos, a cualquier provincia en auto, en avión, a mi paÃs, el Uruguayâ?¦ por tierra algún dÃa también.
Quiero creer que pronto la Argentina, además de los cuatro climas, Fangio, Maradona y Monzón, va a ser una tierra fértil, el granero del mundo que alguna vez supo ser, que funcionará todo como corresponde, que se podrá sacar un DNI y un pasaporte en menos de un mes, que tendremos una policÃa seria y responsable, que habrá educación, salud, piripipà piripipà piripipÃ, y todo lo que usted ya sabe que necesita un paÃs serio. No me cabe duda de que usted lo logrará. También quiero creer que la gente, incluso mis oyentes, hablan pavadas y que Luis Dâ??ElÃa es un señor apasionado, sanguÃneo, al que a veces, como dijo en C5N, se le suelta la cadena. Esa nota la vio, ¿no? Quiero creer, Cristina, que Luis es solamente un loco lindo que a veces se va de boca como todos. Quiero creer que es tan justiciero que en su afán por imponer justicia social se desborda y se desboca. Quiero creer que nunca va a matar a alguien y que es un buen hombre. Quiero creer que ni usted ni nadie le pagan un centavo. Quiero creer que usted le perdona todo porque le tiene estima. Quiero creer que somos latinos y por eso un tanto irreverentes, a veces también agresivos y autoritarios. Quiero creer que Dâ??ElÃa no me odia y que, la próxima vez que me lo cruce en un cine o donde sea, me haya demostrado que es un hombre coherente, trabajador decente con sueldo en blanco y buenas intenciones.
Cuando todo eso suceda, le daré la mano a Dâ??ElÃa y gritaré: â??Viva Cristinaâ?â?¦ Cuántas ganas tengo de que todo eso suceda. ¿Estaré pecando de inocente e ingenuo otra vez? Espero que no.
La saluda cordialmente,
Fernando Peña"