Pocas veces alguien tiene la oportunidad de vengarse de un robo que le han cometido. Lo que darÃa uno por ver la cara de decepción que pone el ladrón cuando se da cuenta de que aquello que se lleva entre manos no es ni por asomo lo que esperaba. Esta vez, una usual viajera del metro fue la que rió al último luego de que su bolso fuera sustraÃdo por un inescrupuloso sujeto.
Una mujer, que parece haber sido confundida con otra que acababa de salir de un banco cercano a la estación, se disponÃa a coger este subterráneo medio de transporte cuando de pronto, se cruzó con un joven bastante bien educado y correctamente vestido, que muy amablemente se ofreció a subir su pesada maleta por las escaleras.
En un descuido, el individuo de un atlético salto se monto sobre la baranda y se deslizó a través de ella hasta el piso inferior, y botÃn en mano salió corriendo despavorido ante la atónita mirada de su vÃctima que no entendÃa muy bien lo que estaba pasando. Un acomedido señor, que por cierto habÃa presenciado todo el incidente, se acercó a la mujer y le sugirió que esperara a las autoridades. Cuando éstas llegaron, en medio de un pequeño tumulto de gente que se habÃa formado alrededor de la mujer, lo primero que le preguntaron fue qué era lo que habÃa dentro de la maleta. Ella respondió que lo único que llevaba era un perro muerto, pues una amiga le habÃa encargado horas antes llevarlo al veterinario para que dispusiera de él.
El nombre de la difunta mascota era â??Sandyâ? y estaba siendo llevada en coche a su destino, pero el Citroen sufrió una falla eléctrica a las puertas de un banco local teniendo que seguir el viaje en metro. Los policÃas comentaron que fue seguramente por esta situación que el ladrón pensó que la mujer salÃa del banco, y la empezó a seguir desde allÃ.
Hoy mejor que nunca, a esta anécdota se le puede aplicar la frase: â??le hicieron perro muertoâ?